Siempre hay un conflicto cuando la carretera se divide en dos y no sabemos cual coger, no se como pero siempre acertamos, sera un don....
Todos los rincones merecen ser fotografiados contemplados con detalle.
Sus monumentos...
Desde las diferentes perspectivas
Enfundados en las sombras matutinas.
Sus pintoresca calles.....
Las impacientes motos...
Las curiosidades.....
Y la curiosidad de sus gentes...
Algunos hasta se auto retratan....
Y retratan a la lejanía, los lugares que seran visitados....
Aprovechan las tecnologías para sacar algún provecho de ellas.
Y compartimos pareceres con las gentes del lugar...
Nos dicen lo que hay que ver, y por donde se va.....
y nosotros no desaprovechamos ninguna oportunidad...
Vemos el lavadero, recién reformado, que no es del agrado de los vecinos, porque no esa asi como fue construido, este es mas al estilo de las Alpujarras.
Cuente Cabra....
y su vegetación...
Y si nos alejados la cosa queda así, el lavadero y a la derecha fuente cabra.
Esa moto la conozco yo...
En la cima el ojo que todo lo ve... Y el incidente...
Hay un famoso dicho motero:
"Hay dos
tipos de moteros, los que se han caído y los que se van a caer". La cruda realidad, es que, efectivamente hay dos tipos, los que se han
caído y los que se volverán a caer.
Una situación que todos los que andamos
en moto nos hemos encontrado alguna vez. ".
Lo que recuerdo es encontrarme buscando una
subida que me habían dicho que había
para llegar al castillo o mejor dicho lo que queda del castillo, a un Sr.
Mayor que estaba sentado tomando el sol a la entrada de su casa y me dice que
si que esa moto tuya si sube por hay, el camino no está asfaltado hay chinarrillo
suelto pero eso es ná pá esa moto lo que pasó después fue que tras iniciar la
ascensión había un pequeño resalte en el camino y que sobresalía más de lo
debido, no se si lo vi o no lo vi, la moto empezó a patinar y ha irse de atrás
de tal modo que me era imposible controlarla despedida con tal fuerza los chinos que
chocaban con las paredes de las construcciones adyacentes. La administración no
siempre presta atención al diseño de los viales, y causan muchos accidentes.
Como pude puse los pies en el suelo, los
frenos a tope, embrague cogido, pero en ese cuestarron no había forma de
detener la moto, se iba para tras
arrastrándome sin poder detener su marcha, no sé cómo, pero se me paso por la
mente volcarla y así evitar hacerme daño, pero que cojones como la voy a tirar
yo al suelo para que se rompa algo, sigo
tratando de detenerla, pero ella me sigue arrastrando cuesta abajo, vuelvo a no
saber cómo, pero veo la pared de un patio y se me ocurre ir girando muy
suavemente el manillar para tratar de detenerla contra la pared, y menos mal
que lo hice, allí estaba apontocada contra la pared blanca de un patio y yo
encima de ella tratando de ponerla derecha, con todos los nervios del mundo,
con la boca seca, y tratando de enderezarla para ponerle la pata de cabra y reponerme del susto.
No había manera el desnivel era tal que
me daba miedo dejarla sola con la pata de cabra, en el sitio mas inhóspito de
todo Montejicar, quien iba a venir a echarme una mano a sacar de allí la moto,
moto que descansaba ya sobre la pata de cabra que solo de pensarlo me
pone los pelos de punta, pero algo había
que hacer y yo solo no podía sacarla de allí, a si que decidí dejarla y salir
corriendo a buscar ayuda, con la duda de si cuando volviera estaría de pie o
habría rodado pendiente a bajo, suerte tuve de que aguantara y encontrar quien me
ayudara a sacarla de allí.
A sí que no se si leeréis esto (seguro que no) pero valla mi agradecimiento
por vuestra inestimable ayuda.
( Aquí ocurrió todo)
Con los años, las actitudes y las habilidades con la moto varían, pero el viaje en moto sigue siendo lo mismo un placer. Mirar el paisaje de frente recibiendo las bondades o los rigores del clima en el rostro, perderse por carreteras secundarias oliendo los pinos, los eucaliptos, la tierra mojada o quemada por el sol, es una forma distinta de entender la vida, de vivirla, de conocer la naturaleza. Los moteros lo saben. Sienten la alegría del contacto directo con los lugares que recorren y con las gentes que lo habitan.